En 1993 un pequeño banco en el pueblo de Abbotsford, en Canadá contrató a un joven de 23 años como corredor de bolsa. Su nombre era Trent Dyrsmid y su casi nula experiencia no generaba grandes expectativas en la oficina.

A pesar de que el banco era pequeño y el lugar donde se encontraba estaba alejado de los grandes negocios e incluso de servicios como AOL o Hotmail, este joven comenzó a destacar por sobre todos sus compañeros. Su rápido progreso llamó la atención de sus jefes y compañeros.

El éxito que tenía Trent en el mercado bursátil se debía un simple y aplicable hábito, que repetía una y otra vez todos los días.En su escritorio colocó dos frascos de vidrio. Uno vacío y el otro lleno con 120 clips. Su tarea era realizar 120 llamadas diarias buscando clientes y cada vez que efectuaba uno pasaba el clip de un frasco al otro. Así hasta pasarlos todos por completo. Con este simple método logró que, en tan sólo 18 meses su cuaderno de registros creciera a 5 millones de dólares.

A los 24 años ganaba más de 75 mil dólares y un par de años después una empresa lo contrató con un sueldo superior a los 200 mil dólares.

Seguramente en este momento estás preguntándote por qué esta estrategia derivó en un hábito exitoso.

A diario nos proponemos metas que fácilmente mueren en el camino. “A partir de hoy comeré sano”. “Esta semana empiezo mi rutina de ejercicios”. “Este año comenzaré a leer”.

No te desmotives si has fracasado en varias ocasiones. Es totalmente humano y natural. La gran diferencia radica en cómo formamos este hábito y es por eso que la experiencia de Trent es ejemplar. Las ventajas de usar una ayuda visual para él, la prioridad número uno era cumplir con su tarea. Apegarse estrictamente a los fundamental. Intentaba con toda su voluntad no desconcentrarse con otras cosas que lo sacaran de cumplir su meta diaria y en esto los clips eran clave. Materializar el objetivo Cada vez que nos fijamos una meta suele quedar en un espacio etéreo y a no ser de que contemos con una fuerza de voluntad extraordinaria, ésta prontamente se desvanecerá. Al amarrar esa meta a un objeto físico podemos trabajar con ella directamente, palpándola y enfrentándonos con ella en cada momento. Inmediatamente notarás la diferencia de tener que recordar qué es lo que te habías propuesto cuando ya es demasiado tarde. Puedes medir el progreso Otra ventaja de las ayudas visuales es que puedes fácilmente medir tu progreso.

El caso de los clips es ejemplificador. Puede que a mitad de camino te tientes de hacer otra cosa o sientas que ya no alcanzarás, pero el ver el frasco a la mitad te motivará a seguir vaciándolo hasta que el último clip ya esté del otro lado. Puede ser un factor clave en tu motivación El hecho de observar tus avances genera un fuerte factor motivacional. Si piensas que cada clip en el tarro de logros es un avance, sólo querrás seguir llenándolo. Sentirás que todo el esfuerzo que has invertido en realizar esa tarea tiene una recompensa que está allí, al frente tuyo.¡ Intenta crear tu propia estrategia de ayuda visual y verás el gran incentivo que significa!

Yolanda Garcia – Sfera Serveis

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